FAMILIAS



En esta página queremos contar con las familias de nuestra comunidad educativa ofreciendo información y recursos para fomentar la ABRAZOTERAPIA y, en general, la expresión de emociones en el seno familiar. 

Una familia es una expresión muy amplia donde se recogen muchos tipos de convivencia. Sin embargo, el nexo de todas ellas debería ser el afecto entre sus miembros. Queremos contribuir a ello y estamos abiertos a ideas y colaboraciones. 

En esta sección también podemos incluir fotos de "ABRAZOS EN FAMILIA". Sólo teneis que enviarlas a la siguiente dirección.











ABRAZOS ENTRE HERMANOS:
EL ABRAZO DEL RESCATE


Muchas veces las disputas entre hermanos nos hacen olvidar la importancia que para su desarrollo y aprendizaje emocional tiene el hecho de su convivencia. Como se dice en el libro Ni si ni no del filósofo francés Oscar Brenifier: "Algunos creen que los hermanos son una molestia. Otros creen que son un apoyo para toda la vida". 
En la noticia que ahora os presentamos tener un hermano supuso para la otra bebé literalmente "abrazarse a la vida". Sigue leyendo y verás por qué.




Esta foto fue tomada la primera semana de vida de estos gemelos, cada uno en una incubadora. 

Aparentemente uno no se esperaba que sobreviviera. Una enfermera del centro hospitalario, en contra de las reglas del hospital, puso a los bebés en la misma incubadora.

Cuando los pusieron juntos, el más sano de los dos, puso su brazo sobre su hermana, “abrazándola”.
El ritmo del corazón del bebé más pequeño se estabilizó y su temperatura se normalizó. Ambos bebés sobrevivieron. Y el hospital cambió sus normas después de ver el efecto que produce el estar juntos los bebés.

ABRAZAR,… una grandiosa medicina. Transfiere energía y es un gran estímulo emocional.

Dicen que necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenernos y doce para crecer.



¡¡¡No te pierdas ni uno!!!






LA HUELLA QUE LOS PROFESORES NOS DEJAN




Seguramente a muchos padres nos gustaría poder mirar por un agujerillo lo que se “cuece” en la clase de nuestro hijo. Así podríamos ser testigos presenciales del ejercicio profesional de los maestros y de cómo nuestro hijo se desenvuelve en el colegio. Pero, en cierto modo, podemos acceder a esta pequeña ventana, mirando a través de la felicidad de nuestros hijos cuando van al colegio; ellos reflejan fielmente tranquilidad y satisfacción, o por el contrario, la indiferencia, la ansiedad o la preocupación que sienten.


Los profesores que ayudan a florecer a los niños

Con toda seguridad, muchos de nosotros guardamos con cariño gratos recuerdos y experiencias vividas en el colegio, con un profesor o profesora concretos. Un maestro que admirábamos, que dejó en nosotros una huella imborrable, y que no sólo nos enseñaba a sumar y a escribir correctamente, sino que además sabía sacar lo mejor de nosotros, nos trataba con respeto y se hacía respetar, nos consolaba, valoraba nuestros esfuerzos, nos comprendía…

El profesor supone para un niño no sólo la figura que le proporciona conocimientos, sino el referente con el establece durante un largo periodo de tiempo una estrecha y especial relación. El ejemplo del maestro, al igual que el de la familia, repercutirá en nuestro hijo. Su manera de hablar, su forma de vestir, su trato, su atención, su estímulo, su cariño… quedarán grabados a fuego en nuestros pequeños.

La educación de nuestros hijos no sólo debería comprender aspectos puramente cognitivos, sino también hábitos, buenas maneras, valoresy sentimientos. El ilustre doctor Gregorio Marañón afirmaba algo así como que el médico que sólo sabe medicina, no sabe nada, ni siquiera medicina.
El ser humano no es un ordenador en el que meter datos, hay otras muchas cosas que hay que cultivar, especialmente debemos educar a nuestros hijos con un objetivo claro: que sean capaces de vivir felices. La inteligencia emocional y el desarrollo del potencial intelectual deberían ir en un solo paquete y cultivarlos desde múltiples frentes.

¡Educar es una tarea hermosa, aunque difícil! El otro día me enviaron una historia de esas que circulan por internet: era sobre una maestra que aprendió a educar realmente cuando supo lidiar con un alumno conflictivo. Detrás de su dejadez y mal comportamiento, ella pudo descubrir, no sin esfuerzo, que se escondía una historia dramática y un niño inteligente y noble, ávido de alguien que supiera tenderle una mano. Ella supo ver su valor y le ayudó a florecer. Desde ese momento, recibió el honorífico título de: “mi mejor maestra” para un niño que pudo llegar a encontrar la felicidad y el rumbo de su vida.





LOS CINCO MENSAJES QUE LOS ADOLESCENTES QUIEREN OIR DE SUS PADRES


¿De qué hablamos con nuestro hijos adolescentes? Quizá, lo primero que se nos venga a la cabeza sean los gritos a causa de las notas o porque el fin de semana ha llegado más tarde de lo habitual a casa. A veces, intentar comunicarse con un adolescente es una de las tareas más difíciles.
Si nos descuidamos, nuestra relación puede reducirse peligrosamente a reconvenciones y críticas...
Y, sin embargo, nuestro hijo tiene unas necesidades especiales de comunicación: espera que tomemos la iniciativa.
Estos son los cinco mensajes que la mayoría de los adolescentes - nuestro hijo también - están deseando oír de nuestros labios. Sus necesidades especiales de comunicación requieren de nuestra parte una postura más activa.

MENSAJE PRIMERO: "Estoy orgulloso de ti".
Con esta frase tan simple ayudamos a construir la autoestima de nuestro hijo. Es probable que se la digamos cuando consigue algún éxito, pero un adolescente la necesita especialmente cuando falla. Estamos orgullosos de él porque es nuestro hijo... y no hacen falta más motivos. Y, sin embargo, muchos adolescentes de hoy en día pueden no tener la suerte de escuchar este mensaje a menudo.
Deberíamos estar orgullosos de nuestro hijo y reconocerle por lo que es y por los esfuerzos sinceros que hace por mejorar, sin compararle con otros y sin establecer metas arbitrarias como sacar todo sobresaliente, por ejemplo. Sentirse orgulloso de un hijo no debería depender de, por ejemplo, las notas conseguidas.
Puede que resulte difícil estar orgulloso de un hijo cuando toma decisiones equivocadas o cuando falla. Sin embargo, nunca debemos permitir que se esfume el cariño. Cuando falle no diremos: "no llegarás nunca a ninguna parte". Un simple descuido y cuatro o cinco palabras pueden llegar a herirle profundamente. En nuestro hijo adolescente hacen el efecto de: "estoy disgustado contigo como ser humano".


MENSAJE SEGUNDO: "Aquí estoy".
"Puedes acudir a mi para lo que te haga falta; siempre estaré aquí para escucharte".
Un adolescente da mucha importancia a poder acudir a sus padres cuando existen problemas; aunque exista rebeldía, en los momentos difíciles necesita tener una seguridad: "mis padres están ahí". Sin embargo, si no le prestamos atención cuando lo está pasando mal, le estaremos dando una buena razón para que se las apañe por sí solo y busque consejo y ayuda en otros lugares.
Hay que escucharles, sin querer hablar y pontificar continuamente. Así, dejamos claro a nuestro hijo que: "Eres importante para mi", "me preocupo de las cosas en las que tú estás interesado", "me gusta escuchar tus ideas y opiniones". Escuchar con atención también estimula el deseo de hablar de los hijos. Se construye un ambiente de respeto y afecto mutuo.

MENSAJE TERCERO: "Quiero comprenderte".
A veces, es frustrante ser padre. Continuamente oyendo los prejuicios de los quinceañeros que afirman que somos una generación antigua y que no les comprendemos... No hay duda; es difícil comunicarse con los adolescentes.
Muchas veces, cuando nuestro hijo nos acusa de que no le comprendemos es tan sólo una manera de defenderse. Confunde "no comprender" con "no estar de acuerdo", por lo que no hemos de dejar que nos manipule. Si nos acusa de que no le comprendemos, hemos de decir a nuestro hijo que nos ayude: "Quiero comprenderte, cuéntame más, que sientes...".
Si tenemos la sospecha de que lo único que ocurre es que simplemente no estamos de acuerdo con él, podemos repetir lo que nos dice, sus argumentos, sus ideas, hasta que se dé por satisfecho y entonces: "Ves que comprendo lo que quieres decir y por qué; si no es así, quiero llegar a comprenderlo. Pero me parece que nuestro problema no es de falta de comprensión sino de falta de acuerdo".



MENSAJE CUARTO: "Confío en ti".
Contar con la confianza de sus padres es importante para un adolescente. "Lo más dañino que me han dicho mis padres en mi vida fue que nunca podrían volver a confiar en mí".
Nuestro hijo necesita que le digamos que nuestra confianza en él se desarrollará gradualmente en la medida que adquiera nuevos conocimientos y experiencias en esas situaciones que requieran la confianza. No podemos pretender que nuestro hijo de quince años conduzca un coche - aparte de que es ilegal - porque no tiene la experiencia necesaria que nos permita confiar en su buen juicio.
Pero hay otra razón por la que nos cuesta tanto a los padres confiar en nuestros hijos. Nos conocemos bien a nosotros mismos y, seguramente, hemos experimentado de primera mano todos los riesgos, situaciones y peligros de esta etapa. Sabemos qué fácil es ceder a las presiones del ambiente cuando no se está preparado. Esto nos previene de dar a nuestros hijos una confianza sin límites.
De hecho, no estaríamos haciendo bien nuestro trabajo de padres si permitimos que nuestros hijos se encuentren en situaciones donde el grado de riesgo es más elevado que su nivel de madurez.

MENSAJE QUINTO: "Te quiero".
A veces, podemos perder muchas oportunidades de expresar amor y cariño - y de recibirlo - sólo porque no nos lo hemos propuestos como un objetivo consciente. Y, sin embargo, es el mensaje más importante que chicos y chicas quieren oír de sus padres.
El amor es el ingrediente esencial de una familia sana. Un "te quiero", dicho en voz alta y a menudo, nos ayuda a saber quiénes somos y por qué hemos nacido. Cuando un adolescente no está seguro del amor de sus padres, los otros cuatro mensajes anteriores no significan nada. Necesitan que le digan que les quieren y que se lo demuestren. ¿Cómo pueden estar seguros de que les quieren si nunca se lo han dicho? ¿Cómo pueden estar seguros si sus padres nunca pasan el tiempo con él?
La manera de demostrar el amor a un hijo se deletrea con estas letras: T - I - E - M - P - O. Darle regalos, proveerle de comida y ropa, mostrarle cariño de otras maneras está bien, pero también hay que estar dispuesto a pasar tiempo con nuestro hijo adolescente: ir de pesca, ir de tiendas juntos...


PARA PENSAR
- ¿Habéis dicho alguna vez a vuestro hijo: "Hijo, ¿sabes que estoy orgulloso de ti, y no me importa nada más?" La palabra orgullo en este contexto se relaciona cercanamente con la de amor. Así, vuestro hijo sabrá que queréis decirle que estáis felices porque él es vuestro hijo.
- Cuando mejoréis vuestro modo de escuchar, vuestro hijo también aprenderá a escuchar mejor. Imaginad el impacto positivo que tendrá en la calidad de la conversación en vuestro hogar.
- Vuestro hijo adolescente necesita abrir una cuenta personal de autoestima basada en lo que es como persona, no por sus actuaciones diarias. Así, cuando falle, puede retirar de esa cuenta la cantidad necesaria. Si no tiene ese reconocimiento, puede acudir a lugares equivocados en su busca.
- No se trata de decir: "Comprendo exactamente cómo te sientes". Suena a querer desmarcarse de sus sentimientos y querer buscar una solución rápida al problema.
- Existe el peligro de poner un nivel demasiado alto a los hijos. Si los adolescentes llegan a creer que necesitan sacar todo sobresalientes para que sus padres les acepten, pueden deducir que a sus padres sólo les importa los éxitos... no las personas. Y así, como resultado, no intentarán hacer lo mejor que puedan.
- Es importante que le ayudéis a tener esta distinción clara en la cabeza: se puede aceptar a la persona aunque no se apruebe el comportamiento. Estáis orgullosos de él, porque en vuestro hijo, pero no de lo que ha hecho, dejándole claro que vuestro enfado se refiere sólo a sus acciones, no a él como persona.

... Y ACTUAR
Podemos estar tan ocupados en tantas cosas intrascendentes que nos olvidemos de las necesidades comunicativas de nuestros hijos. Si disponemos de una agenda de trabajo, o un calendario que veamos todos los días, podemos hacer alguna señal para recordar: "Ojo, en esta semana no he hablado con mi hijo ni una sola vez".



 








Forges, como siempre, nos ayuda a reflexionar con humor.
Recordemos que el mejor regalo que le podemos hacer a nuestros hijos es nuestro tiempo y afecto.



No hay comentarios:

Publicar un comentario